Pagar 14.50€ al mes por descargas ilimitadas de música es una ganga.
Es una cantidad que se desembolsa solo una vez al mes, no cada vez que tu vídeo o anuncio aparece en algún medio. Si la comparamos con una canción de iTunes, por ejemplo, que cuesta 0.99€, parece caro, pero esa comparación carece de fundamento porque mientras que la canción comercial es solo para que la escuches tu, la canción libre de derechos será utilizada en otro producto final que puede llegar a millones de personas e incluso ganar dinero por sí mismo.
Así que una canción libre de derechos no es un producto final, sino una pieza de un producto más grande.
¿Cuánto cuesta el software? ¿O una plantilla de vídeo? ¿O un tema de WordPress premium?
La comparación sí que se puede hacer con este tipo de productos.
Incluso la licencia o suscripción más cara que se ofrece es muy barata cuando te paras a analizarla: ¡puedes utilizar esa música en un anuncio de televisión o en una gran película!… cuando el hecho de contratar a una banda o músicos de estudio te costaría miles de euros.
Los precios de la música libre de derechos son bajos gracias a la escalabilidad: Internet ha permitido a los músicos almacenar y distribuir fácilmente cualquier canción a miles de compradores potenciales y vender muchas licencias de una sola unidad (canción).
Si todo el mundo supiera el trabajo que hay detrás, sabrían que es realmente barato 😉